viernes, 21 de enero de 2011

Ratoncito Favorito

El ratón me abrió los oos, como mirando una maravilla, de un solo destello me llenó de alegría.
El ratoncito era mío, me extasió tante ese encanto.
Subió con confianza por mis piernas hasta mi cuello para poner todo el cuello y hocico, embebido en mi cuello.
Suavemente atrapé al cariñoso ratoncito contra mi cuerpo y sentí el cariño incondicional de un amigo.
Y vengo me dijo, voy a buscar algo de comer, pero no te vayas, yo con la misma agilidad con la que subió hasta mi cuello, saltó hasta el piso.
Increible dije yo, estaba seguro de qeu ese ratoncito era mío, del calor de su cara, la suavidad de su vientre, la entrega inocentemente incondicional.  Era definitivamente el ratoncito mío.

Las pesonas presentes se quedaron admirando, con el gozo de presenciar ese instante de amor definitivo.

La mujer del frente, que atenta y conmovida presenció todo, dijo: -Ese ratoncito está hecho de cariño puro, es un ratoncito de luz.

El ratón se retiró con satisfacción de haber encotrado a su dueño y se fugó entre el tumulto de ratones que vivían en el sitio.

Me quedé algunos minutos arreglando pagos y descuentos con al señora con la que estaba sentada desde el principio conmigo; me miro con el gesto conmovido, por lo conmovido del mío y me dijo: -Ese ratoncito es especial, es tan dulce y cariñoso.  Tienes suerte me dijo.

Conversamos pocos minutos más sobre deudas, dinero, pagos y libros hasta poder llegar al precio del ratoncito.

Entonces llegamos a un acuerdo en el qeu le pagaría 360 monedas al mes por cuidarme al ratoncito.
Pero, ¿por qué me cobras esto esto -dije yo. Porque se un ratoncito especial, y ahora le estamos enseñando a nadar.  -¿A nadar, para qué? pregunté yo, -pues para que no se hunda en el agua -respondión la señora.
-Pero los ratones saben nadar por instinto -dije yo-.  -Es que este ratón es especial, hay que enseñarle a nadar, -me respondió.

Terminada la reunión quería ver a mi ratoncito, así que salí al patio y como esperándome vino corriendo, con los brazos abiertos y los ojos despiertos.
Lo subí a mi cuello, y  lo abracé unos segundos y le dije, -eres mi ratoncito, te quiero mucho, pronto nos vemos, gracias por ese increíble y dedicado abrazo.
Y salí dejando prestado al ratoncito.

Me fuí pensando, -Uff..que ratoncito tan sincero, que entrega, que incondicionalidad.

Gracias ratoncito
Gracias mi amor
Gracias Emiliano
Gracias hijo mío
Me has llenado para siempre de amor el corazón

Raúl, Papá